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Espacio de producción propia, reproducción ajena y discusión de teoría analítica sobre estructura, relaciones y cambio sociales, y de difusión de iniciativas y convocatorias progresistas.

martes, 30 de septiembre de 2014

No tintéis de rojo lo que es pardo

Por Arash


Pienso que es muy legítimo adoptar la posición ideológica en la que se cree -sobre todo si está corréctamente fundamentada; quiero decir que no hablo de una fé religiosa, y todo el mundo tiene sus ideas y su ideología; el no admitir esto último abre el camino paradógicamente a las más fanáticas ideologías-, incluso aunque ello suponga, si es que dicho punto de vista llega a algún lugar, estar en contra de la tónica general de descontento de la mayoría de la opinión pública.

Por supuesto que ello no quiere decir que diferir de las ideas mayoritarias de la opinión pública sea un requisito necesario e indispensable, como si de un ritual se tratara, lo que sería una especie de nihilismo social -del estilo del extinto grupo de punk Eskorbuto, que por cierto me encanta-, por el que personalmente admito que he pasado cuando carecía precísamente de voluntad por conocer -creo también que le ha ocurrido a una gran mayoría de jóvenes, al menos de mi generación; no salir de ahí es el problema-, y por el que parcialmente me arrepiento -excepto por haberlo superado, por lo que también, en mi caso, lo ha hecho constructivo- porque creo que extraer las ideas que queden de la izquierda y del pensamiento socialista, colectivista, emancipador y revolucionario -cosa que merece la pena; y para ello no se puede ser nihilista-, hoy en día, de las corrientes ideológicas y políticas que se proclaman como tal públicamente, es una necesidad vital para evitar la barbarie, como la llamaba la socialdemócrata revolucionaria y también comunista Rosa Luxemburgo, y porque por mucho que el PSOE -considerado como de izquierdas sólo por los estúpidos- practique fechorías en nombre del socialismo del que se autoatribuyen ser, ello no justifica para mí un viraje, o al menos un "cambio de mirada", hacia el fascismo y el tercerposicionismo ideológico, como lo ha justificado para el movimiento indignado, genéricamente hablando -compruébense la amplitud, en el mundo de la indignación, de la negativa a ubicarse en el espectro político y con ella las tentaciones a elevar la voz de la derecha-. Además, el negar el nihilismo no implica, según mi percepción, abandonar un necesario carácter transformador permanente que puede contrarrestar la deriva que sufren todas las organizaciones (políticas, sindicales...) con el paso del tiempo.

En cuanto a la consciente y a propósito definición de la magnífica Rosa Luxemburgo, permítanmela, estalinistas, pues considero que hay aspectos elementales que diferencian a la socialdemocracia del comunismo como corrientes políticas, entre ellos su carácter revolucionario o no, pero ello no quita, por ejemplo, que la revolución socialista se asiente sobre los valores marxistas que gran parte de la socialdemocracia de entonces defendió; si esto estuviese realmente claro evitaríamos la incoherencia de ver a algunos "comunistas"  (supongo que se habrán sentido atraídos por el llamamiento a los "antisistema" de esa acción) en la convocatoria del 25-S: ¿qué provecho esperaban sacar? ¿Se han apuntado a la fiesta sólo porque lo que ellos entienden por "revolución" es asaltar el parlamento como si fuese la clase trabajadora la que va a tomar el poder, en una convocatoria que se parece más a una de ultraderecha? ¿Qué conciencia de clase casi inexistente en la actualidad, a excepción del caso de los mineros y de ciertos sectores trabajadores conscientes, les justifica que puedan siquiera plantearse colaborar con algo que no es más que un golpe de Estado?

Así pues -dejando el tema definitorio- las ideas de izquierda que hoy defiende el pensamiento socialista, esto es, en última instancia, la llegada a una sociedad  igualitaria y democrática, que acabe con la explotación económica del hombre por el hombre, en donde no haya clases sociales que se apropian de las riquezas producidas por otras sino una humanidad libre -para lo que hay que reconocer que dichas clases actualmente existen y encarnan la inevitable lucha nuclear de la sociedad por mucho que se maquille esta con los vestigios populistas, nacionalistas, y ciudadanistas de la revolución francesa, que en la historia reciente y actual, a menudo se tornan paradógicamente autoritarios, a pesar del progreso que supuso aquella revolución liberal y eminentemente burguesa entonces en el Siglo XVIII-, estaban bastante más generalizadas en los siglos XIX y XX; en los años en los que ser socialdemócrata significaba proclamarse partidario de  la socialización de los medios de producción -impedida por el derecho a la propiedad privada que consagran las constituciones en los Estados liberales-  y la gente entendía que ser de izquierdas significaba declararse del lado del progreso de la humanidad. Un aspecto de la opinión pública bastante progresista, como para estar en su contra.

Pero en estos tiempos, la más mínima idea socialdemócrata y marxista (ni que digamos ya de ideas marxistas revolucionarias) choca con la indignación, expresión social de una mayoritaria opinión pública -por supuesto inducida y manipulada por poderes económicos del campo de la desinformación- cuyo proyecto pre-totalitario es el de un ciudadanismo y subordinación de los intereses de la clase trabajadora a las reivindicaciones pequeñoburguesas, aunque haya habido ebulliciones sociales -con las que muchos soñamos que se continúen, como las Marchas de la Dignidad del 22-M o la lucha de los trabajadores de Coca-Cola, de las que se intentan apropiar la indignación- que trascendían por su contenido a las primeras y que señalaban el camino hacia, no la indignidad ciudadanista anterior que sólo quiere pacto social y colaboracionismo entre clases, sino hacia la dignidad proletaria que grita en el piquete que la clase social progresista de la historia la forman actualmente, por su condición -de la que tiene culpa el capitalismo; no es natural, sino que se puede abolir- de sufrir esencialmente no la falta de préstamos y créditos de los "inmorales" banqueros para montar nuevas empresas privadas ni la competencia de los "avariciosos" grandes empresarios, sino la explotación laboral de TODOS los empresarios que le expropian el producto de su trabajo, los asalariados; condición que sufren de primera mano los asalariados y que es a la vez causa de la explotación del sistema económico del capitalismo (e incluso, para sorpresa de los indignados, de la corrupción que practican los empresarios al sistema político). La clase trabajadora es la única tal que sus reivindicaciones y demandas básicas y elementales de clase (demanda de organizaciones para defender sus derechos, demanda de mejoras salariales, etc), actúan como vector progresista de la Historia al señalar diréctamente al capitalismo y las formas de organización para acabar con él y abrir el paso al socialismo, lo que no hacen otras clases sociales como la pequeña burguesía cuyas reivindicaciones (demanda de financiación, necesidad de consumismo, etc) señalan a su perpetuación.

Por todo lo anterior, por mi derecho a la disidencia, personalmente jamás me retrotraeré de decir que los movimientos de indignados no son un proyecto progresista, democrático o de izquierdas, más allá del perfil ideológico de la militancia que no siempre define estrictamente el perfil genérico de la organización política o social en la que milita.

Hablando de disidencia, muchísimos indignados piensan que los comunistas son sectarios, lo que no es sino una falacia que se contrapone al evidente sectarismo de todos esos acusadores, que piensan que si no estás en alguna asamblea del 15M o en no se qué marea, e incluso si te opones a ellas desde la izquierda,  no formas parte de la lucha social; antes de las acampadas indignadas existían también grandes luchas sociales, especialmente y por poner un ejemplo, la que realizó la clase obrera vasca en los astilleros.

El perfil ideológico de (parte de) la "militancia" en un proyecto, no define necesariamente el perfil genérico de la organización que sirve para tal proyecto, decía. Tradicionalmente desde la transición, el voto obrero de descontento con el PSOE ha ido a parar a IU lo que evidencia cierta desaprobación de un electorado que comenzaba a tener dudas con el perfil socialista o socialdemócrata del primero: la Internacional Socialdemócrata, la II Internacional fundada en 1889, de la que fueron miembros en su día partidos como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el que militaba Largo Caballero -Dolores Ibárruri lo hizo en sus juventudes, en la Federación de Juventudes Socialistas-, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) en el que militaban Rosa Luxemburgo o el hijo del cofundador Wilhelm Liebcknecht -que liderarían primero una escisión socialdemócrata en oposición a la IGM, luego la Liga Espartaquista, y luego el Partido Comunista de Alemania (KPD)-, o el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) en el que militó Lenin -desde la fracción bolchevique- estaba en grado variable influida por el marxismo y se declaraba afín a la emancipación de la clase obrera; la Internacional Socialista actual, que dice ser socialdemócrata y socialista, no quiere saber nada de esto y obedece fielmente a los dictados y recetas liberales provenientes de los poderes económicos capitalistas. Por cierto que el juego sucio -también conocido como "gran éxito" por parte del egocentrismo de los líderes indignados y de la desvergüenza de los medios de comunicación- del rápido crecimiento electoral de Podemos no lo he contabilizado como posible acaparador de votos del PSOE que justifique y evidencie un giro a la izquierda de la clase trabajadora, no porque no haya acaparado votos efectivamente del PSOE -que lo ha hecho, además de los procedentes de la coalición IU-, sino porque dicho partido se niega a ubicarse en un lado o en otro del espectro político lo que no hace sino abrir las puertas a la ultraderecha.

Es un primer ejemplo -los votantes que ha perdido el PSOE y que los ha ganado IU no en 3 escasos meses que deberían alertarnos sobre que "hay gato encerrado" sino en un tiempo más prolongado- para intentar explicar el posible desfase entre la militancia y la organización en la que milita: también es cierto que afiliación a un partido y electorado de dicho partido para cualquier tipo de elecciones institucionales del Estado, no es exactamente lo mismo, como ha podido parecer que lo pretendo insinuar al poner el caso del PSOE para explicar cierto descontento de la clase trabajadora con la política social-liberal del PSOE -al que desde la transición la clase trabajadora ha votado, y en el que no tiene que militar necesariamente para ello- y tratar de explicar ese usual desfase "militancia-dirección" de las organizaciones políticas en general y de desmontar el mito de que Podemos, el Movimiento 15M, o la Coordinadora 25-S (por poner ejemplos) son de izquierda "porque hay gente de izquierdas", lo que no es sino una estupidez del tamaño de la catedral de mi ciudad natal -que por cierto, tiene grabado la provocadora inscripción "José Antonio Primo de Rivera"-. Esto, si los votantes de Podemos no son diréctamente de derechas, empresarios, y se dan demás condicionantes que, junto a la estrategia electoral interclasista de "aglutinar a toda la ciudadanía y acabar con la casta política", pueden convertir a dicha organización en un catalizador de opciones reaccionarias y totalitarias, todavía de línea más dura, como el  M5S, o peor aún. Amanecer Dorado en Grecia explota el sentimiento antipolítico, el populismo interclasista, el rechazo a las etiquetas izquierda-derecha; al final no extraña que las opiniones personales de algunos simpatizantes suyos sean que "si ahora mismo hubiera democracia, no estarían gobernando los que gobiernan, porque si la democracia y la libertad de expresión existieran, el pueblo podría poner en el poder a gente que se opusiera a las leyes que están acabando con los griegos. Con los griegos de verdad", cuestionando así la existencia de las libertades democráticas con las que ellos quieren acabar, y concibiendo la "democracia" como un sistema político en el que ellos, Amanecer Dorado, el "pueblo griego", estuviera en el poder; curioso que hayan aprovechado las siempre maltrechas democracias burguesas en mitad de las crisis capitalistas para, entre las elecciones parlamentarias de 2009 y las mismas de mayo de 2012, incrementar su número de votos más de un 2000%, teniendo así más de 400.000 votos y 21 escaños.

Interesante decir respecto a esto, que en el caso de Podemos esta identificación entre militancia y electorado se busca indiscriminadamente como si toda la sociedad, sin ideologías (eslógan del Movimiento 15M que hereda Podemos) pudiese estar -o fuera bueno que lo estuviera- representada en un partido político/movimiento, en una organización al estilo de como pregona el corporativismo fascista. Afiliarse a Podemos es como hacerse una cuenta de Hotmail, como dijo literalmente un amigo personal.

Otro ejemplo, en este caso ya probablemente hablando más exactamente de la propia militancia por un lado y la línea política del partido por otro: entre la militancia actual del Partido Comunista de España (PCE) también hay militantes comprometidos personalmente con el rechazo a la propiedad privada de los medios de producción, que sospechan que desgraciadamente el capital se lo ponga difícil a la emancipación de los asalariados (Allende lo intentó a través de la vía parlamentaria), declarados revolucionarios y verdaderamente comunistas -aunque son la minoría, sin duda alguna-, y ello a pesar de que el partido político, desde la llegada del eurocomunismo, adoptaría una posición política socialdemócrata reformista, habiendo abandonado todo  carácter revolucionario. Por cierto que en absoluto pienso que estos políticos sean iguales que los del PP y del PSOE, porque les separa entre otras muchas cosas un abismo de honradez; del mismo modo que un gobierno del PSOE no significa lo mismo que uno del PP, como si que piensan los que repiten la 15memez del "PPSOE la misma mierda es", los iluminados asaltacongresos golpistas que quieren echar de la Cámara Baja del Parlamento a la "casta parlamentaria" para colocarse ellos como casta de verdad (o sea heredándose los puestos mandatarios entre ellos y sin elecciones), o el estereotipo del rebaño que dice que "habría que matar a todos los políticos" (para estos ni siquiera hace falta que los políticos sean siquiera parlamentarios para asesinarlos; o no entienden la diferencia).

Los movimientos indignados, a pesar de quienes participan en ellos, entonces, buscan el éxito electoral vendiendo como diferenciador respecto a todos los demás partidos políticos, el salto cualitativo hacia la derecha de que son indistíntamente de izquierdas y de derechas, de que "los empresarios dignos y decentes, que son la mayoría, están muy en contra de la corrupción en el ambito publico y de cómo esta repercute en el ámbito privado" -declaraciones de Carolina Bescansa (Podemos)-, lo que no concuerda demasiado con su a todas luces superficial crítica de la corrupción política puesto que son empresarios  en la inmensa mayoría de los casos quienes son los sobornadores y corruptores de los políticos corruptos. Es la burguesía, una clase social que se enriquece a costa del régimen de producción económico capitalista expropiador de los bienes y servicios producidos pública y socialmente, la que manipula el sistema político democrático cuando se agudiza la lucha de clases; una burguesía y un empresariado al que se niega combatir Podemos porque su estrategia es otra.

Precísamente porque no creo que uno se deba retrotraer en sus posiciones ideológicas exclusiva y simplemente por la criminalización a la que sea sometido por la opinión pública, y porque decir que "hay gentes de izquierda" en esa clase de movimientos de masas  no hace sino encubrir y justificar la mentira del interclasismo y el colaboracionismo con el capital, no hago lo siguiente:

1.- Considerarme de "izquierdas" pero pretender tener la cobardía de salvar a los movimientos de indignados sólo por el hecho de su masividad, como si eso significase que ya son progresistas. El hecho de que a partir de las acampadas indignadas se hubiesen masificado por un tiempo las manifestaciones, no es razón ni obliga de modo alguno que deba ser simpatizante de esta clase de movimientos interclasistas, cuyo señalamiento hacia los partidos políticos, los banqueros -la burguesía industrial rivaliza con la financiera-, y los sindicatos de trabajadores, hacen que se parezcan mucho más a la derecha -"Marcha contra la banca, los políticos, y los sindicatos", convocada por los fascistas de La España en Marcha- que a la izquierda. La izquierda no tiene que apuntarse a "la fiesta" sólo para hacerse visible de manera oportunista. Decir que cuando se afirma que existen las clases sociales y que la trabajadora debe emprender su camino sin subordinarse a otras, es utilizar un lenguaje "viejo" o "desfasado", no supone una actualización del lenguaje de la izquierda sino que evidencia puras intenciones de rechazar su legado para que ahora el discurso de las organizaciones que esto dicen esté adaptado a una opinión pública eminentemente burguesa -mucho más de lo que lo pudo ser en años en los que el pensamiento colectivista estaba en sus máximos.

Los movimientos de masas del siglo XX, al igual que los orígenes y raíces de la indignación del siglo XXI también concebían que el poder no era de los capitalistas y sus organizaciones patronales que representan a quienes dominan la producción para su interés particular y manchan el concepto de progreso porque lo limitan a una parte del pueblo, la clase burguesa, bastante más del 1% (sistema económico capitalista) sino de los partidos políticos que supuéstamente mantienen una dictadura (partitocracia); también consideraban a todo el pueblo como una gran "empresa común" y la lucha de clases como un "dogma monstruoso", cuando no esquivan el tema sutilmente; también rechazaban las etiquetas izquierda-derecha y decían que hay que sentir los dos lados. "El ser de izquierdas, como el ser de derechas, supone expulsar del alma humana la mitad de lo que hay que sentir", decía el fascista al que la iglesia católica de mi ciudad le honra con un grabado. "No creemos que el eje izquierda-derecha sea el eje fundamental de la política [...] el eje fundamental es dictadura-democracia", dijo hoy Pablo Iglesias. "Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores [...] Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos [...] pero todos estamos indignados [...] por la indefensión del ciudadano a pie", dijeron desde DRY: qué buenrrollismo transmite el estar todos juntos, ¡por fín un movimiento que se preocupe por "la gente" y no tenga "trabas ideológicas"!... y qué anormalidad la de la víctima haciéndose amiga del pelotón que la va a fusilar, metáfora muy a juego con la práctica que realizaron los que decían las sandeces que hoy repiten otros.

La ignorancia sobre el fenómeno del fascismo en el siglo XX, que también fue un movimiento interclasista de masas en idénticas condiciones elementales a las de los de hoy en día, jamás justificará para mí que apoye a los movimientos de indignados que dinamitan el necesario crecimiento de la conciencia de clase.

La ignorancia, a todo el mundo nos ha hecho pensar alguna vez en algún momento de nuestra vida que todos los proyectos y todas las ideologías son compatibles entre sí, quizás a veces motivado en parte por las ansias de igualdad pero justificada tal fechoría por el desconocimiento; todos nos hemos sentido tentados a tomar como "amigos" a todos los animales del bosque. Pero la ignorancia es el arma del fascismo.

La emancipación de la clase trabajadora se puede conseguir sólo con la existencia de las libertades democráticas y la pluralidad contra las que  comienzan a apuntar desde la indignación al afirmar sin escrúpulos que este sistema político formal no es una una democracia, sino una partitocracia que impide una falsa representación popular plena y al acusar genérica y totalitariamente a los políticos, cuya mayoría carecen tan siquiera de la representación parlamentaria; es decir que, en general, no se tiene ni idea de quiénes son o qué defienden como para que quepan acusaciones de ese calibre. La indignación ha ido perfeccionando su estrategia desde el señalamiento como "casta" primero, a todos los políticos cuando sólo eran un "movimiento", después con el llamamiento de tal modo a los parlamentarios cuando se agruparon en la Coordinadora 25S y esta quería asaltar el Congreso de los Diputados, hasta finalmente tildarles de tal condición sólo a los partidos políticos que están por encima de Podemos y a los que se enfrenta, o bien a las partes de cierta coalición de izquierda a las que saben que no pueden subordinar, aunque pueden llegar a romper a la coalición lo que en mi opinión sería desastroso. Esta exigencia democrática de la clase trabajadora, seguramente y por desgracia no impedirá que tenga que tomar revolucionariamente y por la fuerza los medios de producción.


2.- Considerarme de "izquierdas" pero pretender salvar una parte de los movimientos indignados arguyendo que hay que evitar que dichos movimientos "caigan en manos de la ultraderecha", como si no fuesen profundamente conservadores en sus entrañas y las concreciones de su línea política hacia la extrema derecha no fuesen consecuencia de ello.

Es algo en cierto modo análogo a lo que hacen ciertos falangistas seguidores de un referente suyo llamado Manuel Hedilla, que se opuso al Decreto de Unificación de 1937 de la Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalistas (FE de las JONS) con la Comunión Tradicionalista, porque "Franco traicionaría los principios originales de Jose Antonio". Originamente los falangistas "saludaron" o enviaron "guiños" a la llegada de la II República, y hasta a la Unión Soviética, entre otras tácticas de renovación y actualización del conservadurismo antiparlamentario antiliberal y desde entonces también antisocialista y anticomunista, y de infiltración en los sectores precarizados y en la clase trabajadora (para luego, en una especie de esquinazo, ser los mayores antirrepublicanos y antisoviéticos), como su visión de los partidos políticos como "obstáculos" entre el "pueblo" y el Estado o el antipoliticismo tomado de los conservadores de Miguel Primo de Rivera. Pero, ¿oponerse al Decreto de Unificación por una traición? ¿traición a qué?, ¡como si la FE de las JONS de José Antonio no fuera antidemocrática, tercerposicionista, antipolítica y antipartidos, y como si la unión de los falangistas con los tradicionalistas y conservadores, de los que se inspiran ideológicamente, no fuese una política natural y consecuente del falangismo original!.

También existen neonazis que opinan que el defecto de la Alemania Nazi es que fue una "dictadura nacional-socialista" que sólo sustituyó una "dictadura multipartidista" -se refieren al régimen existente antes (los indignados se parecen a estos al decir lo de la "dictadura de los partidos"), la República de Weimar, que al menos aseguraba un mínimo de libertades democráticas, las cuales el KPD, tras el aniquilamiento por parte de los socialdemócratas de la tradición espartaquista del partido y el viraje del mismo hacia el estalinismo, fue incapaz de apreciar optando por el revanchismo al SPD e incluso en sintonía con el NSDAP- por una unipartidista -ostentada por la mayoría del Partido Nazi pro-hitleriano-, y que reivindican un nacional-socialismo más "auténtico" y verdaderamente "democrático". Se lo prometo que existen; sólo se trata del fascismo del siglo XXI, aunque remontan sus origenes hasta el XX.

No voy a adornar con propuestas "izquierdistas" de pegote porque no las van a cumplir, ni con contribución alguna a "movimientos" interclasistas que están muy, pero que muy lejos, de ser de izquierda (*).

Esto ya lo hicieron los que pensaban que podía haber algo de progreso y una sociedad "nueva" en los movimientos/partidos fascistas en el pasado, y solo engordaron a la bestia fascista, que tuvo que ser derrotada, tras 6 sangrientos años en los que murieron alrededor de -según datos difusos pero infinítamente terribles- 50 millones de seres humanos -según las mismas cifras difusas, unos inexactos 20 millones más que en la Gran Guerra iniciada en 1914-, y tras el punto de inflexión que supuso la dolorosa -y honrada, por los 2 millones de soviéticos, entre civiles, algunos partisanos, y militares, que cayeron combatiendo al fascismo- Batalla de Stalingrado, por el Ejército Rojo de Obreros y Campesinos de la Unión Soviética

Uno de los puntos de la Falange Española de las JONS, fue la "Expropiación de los terratenientes. Las tierras expropiadas se nacionalizarán y serán entregadas a los Municipios y entidades sindicales de campesinos.", copiada a los anarquistas por cierto -porque los fascistas plagian. Seguro que las bases "obreristas" tuvieron que ver con este punto programático plagiado. Fueron atraídos hacia la reacción. Hubo, hay, y habrá, por desgracia, obreros fascistas.

Imaginen qué ocurrió durante el franquismo; pregúntense si FET y de las JONS, había expropiado los latifundios para, efectivamente, dárselos a los campesinos que habían simpatizado con ella.

EN RESUMEN

Los movimientos interclasistas, tercerposicionistas, colaboracionistas con el capital y el empresariado, como son la esencia de los movimientos indignados que se demostró en los eslóganes y en muchas de las proposiciones y propuestas políticas en las "espontáneas revoluciones" de las plazas hace ya unos años, solo pueden ver satisfecha su aspiración de sociedad en un Estado totalitario, porque no es posible la paz entre clases y esta sólo la tratarían de conseguir los capitalistas -además de los banqueros, sobre los que se avalanzan a modo de revanchismo y oportunistamente los empresarios por depender de ellos ahora que han perdido su crédito, los pequeños empresarios que sobornan a los concejales de sus ayuntamientos también lo son- a costa de la represión y el ocultamiento de la disicencia obrera mediante la imposición de una dictadura fascista, que prohíba sus libertades de reunión, manifestación, prensa, o su derecho a la huelga.

La aparente sintonía que se percibe entre Podemos e IU es una transmutación del movimiento indignado, del 15M, que le ha copiado el programa político a una coalición con casi 30 años de existencia. Esa aparente sintonía izquierdista que ha adquirido no es un giro a la izquierda -¿por qué sino, en Italia, la indignación y su línea ideológica ha derivado de manera más descarada que en España hacia la ultraderecha, si no es en razón del oportunismo subyacente que existe en la indefinición de proyecto de los indignados?, en Italia no hay coalición de izquierdas a la que los indignados les tengan que arrebatar parte del electorado para obtener un crecimiento electoral notable, como en España que si que la hay-.

Por otra parte tampoco la indignación está evolucionando ideológicamente hacia la derecha. A lo mucho, su proyecto político se puede evidenciar cada vez más como un proyecto político de derechas, pero si hay algo que justifique la alianza entre el movimiento ciudadano italiano, ahora partido, M5S y el ultraderechista UKIP británico -que es una concrección, respecto a su política de alianzas, de con quienes estarían dispuestos a coaligarse-, es sin duda su negativa y renegación de adoptar el lenguaje izquierda-derecha cosa que siempre ha hecho el amplio movimiento indignado italiano, como el ucraniano o el español.

Los frustrados de las hordas del fascismo, en España eran los hedillistas, en Alemania los strasseristas, y en Italia los que serían seguidores de la República Social Italiana después de que los anglo-norteamericanos por un lado, y los partisanos y antifascistas por otro, liberasen Roma y pusieran fin al Reino de Italia -los fascistas también eran republicanos pero resulta que colaboraron con la monarquía, y su Estado corporativista fue monárquico-. Esos frustrados, probablemente las bases de aquellos partidos/movimientos, eran los más creyentes en el fascismo, y los más des-"ilusión"-ados, aunque fueron ellos precísamente la gasolina de los oportunistas de sus líderes.

No me gustaría comprobar hasta donde puede llegar la "cultura" y la tradición indignada aquí en España, ni en ningún otro lugar. Y por desgracia me puedo hacer una idea por lo que ha ocurrido en Ucrania tras la bautizada por una de las cadenas de TV de la corporación Atresmedia, La Sexta, como "revolución ucraniana", bautizada también por las diversas páginas de las redes sociales como "revolución ciudadana": en cierto modo, en cuanto a lo que significa el ciudadanismo adoptado por los indignados ucranianos respecto a la lucha de clases, no es tan diferente llamar al golpe de Estado fascista como "revolución nacional", sabiendo que el ultra nacionalismo ucraniano significa algo parecido al ciudadanismo antes mencionado, al pretender que todos estemos contra los políticos porque "queremos ser libres de los políticos", y que de esta manera olvidemos que disponer de las libertades democráticas y de la pluralidad de partidos políticos es mejor que no disponer de ellas, y que el verdadero poder es el del capital .

Ya he dicho que no apoyaré la convocatoria de la Coordinadora 25S -formada y apoyada por DRY y por multitud de asambleas del 15M- para el próximo 4 de octubre de rodear el Congreso de los Diputados, con el fin de provocar "la dimisión de las Cortes" (parlamento español).

Es necesaria una oposición de clase, que reivindique la lucha de clases y sea una voz autónoma de la clase trabajadora. Es la única manera de evitar una vuelta a un "18 de julio de 1936", a un "julio de 1932" -elecciones parlamentarias para el Reichtag en el que resulta victorioso el NSDAP-, o a un "octubre de 1922" -Marcha del Partido Nacional Fascista (PNF) en Roma-, la manera de evitar el asentamiento de una tiranía.


(*) NOTA DEL 5/2/2015. http://podemosnafarroa.activosforos.com/t92-declaraciones-de-carolina-bescansa-sobre-los-empresarios.Un tipo del Círculo Podemos Ahal Dugu, de Navarra, que se hace llamar en el foro de dicho círculo Joserra, habla sobre las "declaraciones estúpidas" de Carolina Bescansa, refiriéndose a aquella cita que decía "en Podemos, no nos sorprende que nos respalden los empresarios [...]". Dice así: "El problema de Carolina Bescansa es que no entiende que vivimos en una sociedad en la que conviven distintos intereses de distintos grupos". "No entra en nuestras cabezas de mucha gente que estamos en Podemos pensar que la mayoría de los empresarios de este país son gente con la que los de abajo podamos contar...¿son esos miles de empresarios que se han aprovechado de la Reforma laboral a los que se refiere? ¿Son esa mayoría de empresarios que pagan a las/os trabajadoras el salario mínimo y utilizan las medidas de despido que tan graciosamente les ha regalado la derecha a los que se refiere? [...] PODEMOS es un partido de gente HUMILDE, los empresarios que quieran apoyarnos bienvenidos pero nuestra óptica se centra en la defensa de los desposeídos y desfavorecidos".

Siendo efectivamente cierto que la patronal de pequeñas y medianas empresas considera que la Reforma Laboral va "en la buena dirección" -y que además es o fue, o se parece/pareció a un eslógan del Partido Popular, también conocido como Partido Patronal; aquel al que votan los empresarios-, las declaraciones de este miembro de lo que muchos llaman "la secta podemita", es un ejemplo particular que clarifica esto de lo que estaba hablando.
Finaliza así: "Hay dos datos preocupantes PODEMOS no está implantado entre los trabajadores industriales (ES NUESTRO MAYOR RETO) [...]". Llama al proletariado a que acuda al partido salvador y colaboracionista con el empresariado. No podría haber nueva derrota igual que cuando la época "socialista" de Felipe González, si no es con un proletariado votando a Podemos

Después de un comentario a su post, que dice, entre otras cosas, "Lo siento Joserra pero no estoy de acuerdo. Podemos ha surgido para dar la voz al pueblo, pero también hay muchos empresarios que pueden coincidir en nuestros ideales y que serán para este partido muy valiosos. Por tanto no creo que se les deba dejar fuera.[...] Vayamos a las instituciones y hagamos leyes más justas que favorezcan tanto al trabajador como a ese montón de empresarios que quieren hacer mejor las cosas.", responde, en un tono mucho más acorde a la postura de su partido, que "hay una gran mayoria con unos intereses comunes o al menos compatibles y una minoría privilegiada, en la que están los sectores dominantes del empresariado, que tiene intereses contrapuestos con la mayoría social."

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